domingo, 8 de febrero de 2009

EXCUSA


EXCUSA

Al hogar de doña Juana llegó hace un par de meses una pareja,
según sus familiares venían con la cabeza sana,
aunque cuerdo en realidad, sólo parecía estarlo el viejo,
ya que la señora Adela, su mujer,
hacía rato que se le zafaron los tornillos.
Y doña Juana que sin falta les recordaba a los parientes de los internos,
que en su asilo sólo se recibía viejos sanos,
(incluyéndoles el seso cuerdo),
por esta vez le pareció válido hacer una excepción,
ya que el dinero corría por partida doble.
Claro que lo más probable es que este bien arrepentida,
y como no, después de lo que pasó la otra noche.
Y más aún con las enfermeras que siguen cuchicheando por los pasillos.
-¿Y que te pareció lo que pasó la otra noche en la pieza de los Recabarren?
porque no me digas que no suena a chiste-
dijo la enfermera más gorda del asilo a la que venía entrando de turno.
–Algo he escuchado, pero como no estaba ese día, así que cuéntame con lujo de detalles,
soy todo oídos - le contestó la mujer.
-Mira, resulta que la otra noche, mientras las de turno veían tele,
se produjo un tremendo griterío en la pieza trece;
era la vieja Recabarren que gritaba como si la estuvieran apaleando,
así que entraron las chiquillas a ver que pasaba
y se encontraron con la señora Adela,
muy de piernas abiertas, en pleno proceso de parto,
y entre medio a su esposo don Atilio, ayudándola a parir.
Te podrás imaginar, que dado lo insólito de la situación,
tuvieron que ingeniárselas para resolver cuanto antes el problema;
ya que los otros viejos se alteraron muchísimo con tanto escándalo.
Por suerte a la Raquel, se le ocurrió salir en busca de una muñeca
que la jefa guardaba en su oficina,
y se la puso a la vieja entre las piernas haciendo todo un montaje de alumbramiento.
Luego, una vez que la Adela la recibió entre sus brazos,
se puso a llorar hasta que le dio hipo, tanto que no le salía ni la voz.
Después de un buen rato y más calmada,
la anciana que seguía lloriqueando, les dijo que le faltaban dos bebés
ya que ella había tenido trillizos,
y en medio de todo este alboroto,
no se percataron que don Atilio se les había arrancado a la calle;
según él, se dirigía a carabineros,
para hacer una denuncia por el secuestro de dos de sus hijos,
por suerte una vecina avisó que el viejo andaba como loco tocando los timbres de las casas.
Y pensar que estábamos todas convencidas de que el hombre estaba cuerdo, ¿te das cuenta?
-
Mientras la enfermera aún no termina de contar toda la historia,
entra doña Juana, y muy molesta de escuchar tanto cuento,
las manda a reunir a todo el personal para terminar con el cotorreo.
Una vez que todo el personal está presente,
les informa que los Recabarren van a ser retirados del asilo en el transcurso de la semana,
y les advierte, que este es un sitio para viejos sanos,
luego añade, que si vuelve a ocurrir algo parecido,
las va a echar a todas de una buena vez,
por no avisarle a tiempo si algún anciano ha perdido el juicio.



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